El representante de cuatro gremios bananeros del país, Juan José Pons, participó en una mesa de trabajo con el prefecto Clemente Bravo y autoridades locales del Ministerio de Agricultura y Agrocalidad, con quienes dialogó sobre cómo reforzar las medidas de bioseguridad para evitar el ingreso al país del Fusarium Raza 4, que ataca a las plantaciones bananeras.
En el encuentro estuvieron presentes además los directores de Riego y Producción de la Prefectura, Edgar Ocampo y Javier Lupú, respectivamente, así como el concejal machaleño Salomón Fadul y los productores Ernesto Pesantez y Danilo Palacios.
Bravo explicó que el Gobierno Provincial está trabajando de la mano con el MAG y Agrocalidad para informar a productores, exportadores y todos los actores que involucran la cadena productiva del banano, sobre los riesgos del hongo y la necesidad de endurecer las medidas de prevención.
Para Pons, es necesario elaborar un plan de contención que se ajuste a las características de la industria bananera de cada provincia, pues el caso de El Oro, por ejemplo, es diferente al de Los Ríos, donde predominan los grandes productores. Ambas provincias, en consecuencia, requieren políticas de exclusión distintas.
Considera que se debe introducir una cultura de bioseguridad que ordene, entre otros aspectos, el tránsito de gente a través de las plantaciones. “Hay fincas que no tienen cerca. Esto ya no puede suceder”, remarcó.
Propone la asociatividad de pequeños productores para la creación de cercas comunes que abarquen grandes perímetros y blinden varias haciendas, a las cuales no se puedan acceder, sin antes cumplir estrictas normas de bioseguridad.
“Así como la industria camaronera sobrevivió a la mancha blanca, y hay un antes y un después de esa enfermedad, hoy la industria bananera enfrenta un antes y un después de la amenaza del Fusarium Raza 4. Durante muchos años vivimos cómodos en Ecuador porque el hongo estaba en Asia y pensábamos que no iba a cruzar los océanos”, detalló.
El empresario bananero cree que el hongo llegará tarde o temprano al Ecuador, pues la frontera con Colombia “es un cedazo” donde no hay controles.
Estima que un cordón de bioseguridad eficaz que permita aislar a las plantaciones y convertirlas en una fortaleza demanda una inversión inicial de 2000 a 3000 dólares por hectárea, recursos que para Pons, exceden el presupuesto de los pequeños productores.
Recomendó que las bananeras tengan un solo centro de ingreso y egreso de personas y vehículos, con una infraestructura de desinfección que comprenda arcos, pediluvios, rodaluvios, y una aduana, donde las personas desinfecten la ropa y herramientas de trabajo.
El prefecto puso en evidencia su preocupación por el riesgo que corre el sector bananero, ya que la economía de la provincia depende en gran medida a esa actividad productiva.
“Hay toda la predisposición de la Prefectura de trabajar articuladamente para hacerle frente a este problema”, detalló Bravo.